Uno de los puntos más importantes en un Plan de Comunicación o Plan de Marketing de una empresa, institución o entidad es el de los objetivos. Establecer claramente a dónde queremos llegar y qué queremos conseguir es fundamental para saber cómo actuar: qué estrategia seguir y qué acciones desarrollar.
Una de las formas más fáciles para escoger unos objetivos apropiados es intentar que cumplan con la metodología SMART.
Esta palabra es un acrónimo que hace referencia a cinco características que tienen que tener cada uno de los objetivos o ítems propuestos:
— SIMPLES: Tienen que ser claros y fáciles de entender. En inglés también asocian la S a «Specific».
— MEDIBLES: Tienen que permitir cuantificar el resultado.
— ALCANZABLES: Tienen que ser factibles de conseguir para la empresa y para la situación del mercado. Hay algunos autores que la A de «SMART» la asocian con «Acordados» y compartidos entre diversos miembros de la empresa; y otros la relacionan con «Asignables» a algún miembro de la entidad que se beneficie y a alguno que trabajará para conseguirlos.
— REALISTAS: Hay que ser prudentes, coherentes y razonables a la hora de pensar estos propósitos. No hay que dejarse llevar por la ilusión ni por el pesimismo.
— TEMPORALES: Tenemos que establecer una fecha límite para conseguirlos.
Algunos ejemplos de objetivos pueden ser:
— Cuantitativos (Se pueden medir con números): previsión de ventas, porcentaje de beneficios, nuevos clientes, recuperación de clientes perdidos…
— Cualitativos: mejora de imagen, mayor reconocimiento público, calidad percibida por los servicios, innovación…
Derechos de imagen: G_peshkova
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